¡Debo decir que la lectura es la mejor diversión que existe! ¡Uno se cansa antes de cualquier cosa que de un buen libro! (Jane Austen. Orgullo y prejuicio)

sábado, 30 de abril de 2022

El apicultor de Alepo. Christy Lefteri


Páginas: 235
Lo leí en: Ebook
¿Me gustó?: Si

Argumento: La odisea de un matrimonio que huye de la guerra de Siria.

Opinión y comentarios: Libro muy emotivo y muy duro a la vez, que nos trae la odisea de los refugiados sirios a través de la historia de Nuri y Afra.

Nuri y Afra vivían en Alepo, donde el era apicultor y ella pintora, tenían una buena vida y un niño pequeño. La guerra les quitó todo, incendiaron las colmenas y una bomba mató al hijo dejando ciega a la madre tras el impacto.

El viaje de Nuri y Afra es el que han pasado muchos refugiados sirios, atravesando el mar, donde muchos murieron ahogados, cruzando fronteras, pactando con mafias, y sufriendo humillaciones y necesidades.

Nuri no se siente bien, siente que ha perdido el amor hacia su mujer, aunque la cuida mucho, se le olvidan las cosas, imagina otras, está perdiendo la percepción de la realidad, inventa otro mundo en el que se refugia, refleja al fin y al cabo el trauma psicologico que sufren muchas de estas personas. Afra por su parte se encierra en su ceguera, que también tiene mucho de trauma. Prefiere no ver un mundo que para ella ya no existe.


Al final llegan a su destino y empiezan el proceso de recuperación, tienen que volver a encontrar la manera de volver a amarse y reconstruir una vida donde puedan empezar de cero, pero sin perder los recuerdos de la vida que tuvieron, del hijo perdido y de todo aquello que amaron.

Me ha gustado leerlo, no tiene una gran calidad literaria, pero sí humana. 
Este libro es el resultado de las experiencias de la autora que trabajó de voluntaria en Atenas en un centro de refugiados sirios. Del horror que vivió escuchado las historias de los refugiados nació este libro.

"Le beso el rostro y el cuerpo, recorro con mis labios cada centímetro de su piel, cada arruga, cada cicatriz, siento todo lo que ha visto, todo lo que ha llevado dentro, todo lo que ha sentido. Descanso la cabeza en su vientre y ella lleva la mano hacia mi cabeza y me acaricia el pelo.
—Tal vez podamos tener otro hijo —digo—, algún día. No será Sami, pero le hablaremos de él
 —¿No te olvidarás de él? —pregunta.
Guarda silencio un instante y durante ese tiempo percibo el latido de su corazón en su vientre.
—¿Te acuerdas de cuánto le gustaba jugar en el jardín? —pregunto yo a mi vez.
—Claro que me acuerdo."

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