Páginas: 403
Lo leí en: 10 días
¿Me gustó?: Sí
Argumento: Tercer y último libro de la trilogía transilvana. Últimos días de la Hungría de la preguerra.
Opinión y comentarios: Otra trilogía terminada y una tremenda lección de Historia. El reino dividido retoma la historia de los personajes de las novelas anteriores. El conde Abády pasará de la ilusión de unos proyectos de futuro a la desilusión y a la apatía mas absoluta, al ver somo todo se va desmoronando, en la vida pública y en la privada. Su primo László irá cayendo cada vez mas bajo y la pobre Adrienne caerá, una vez más, victima de sus obligaciones y convencionalismos sociales.
No parece una historia alegre. No lo es. En el fondo, a través de sus protagonistas, nos está relatando el hundimiento de un mundo, el declive de una sociedad y la muerte de los ideales de toda una generación.
Asistiremos a progresivo cambio en la inestable región de los Balcanes y a los enfrentamientos entre los imperios Austrohúngaro, Alemán y Otomano, hasta la culminación del relato con el asesinato del archiduque Francisco Fernando y la inevitable consecuencia de la guerra.
Toda la historia, tiene un aire trágico y meláncolico, evocando un mundo perdido, donde describe, sobre todo, la pérdida, como si todo un mundo de pronto hubiera sido barrido de un plumazo, y lo peor de todo, hubiera sido olvidado.
Las descripciones de los bosques y la naturaleza transilvanos son preciosas, como queriendo rescatar lo bello que aún quedaba de ese mundo olvidado.
El último capítulo es muy sentido, recorreremos con el conde Abády todos los paisajes, todas las estancias, todos los recuerdos, en una despedida épica hacia un futuro sin esperanzas.
"Grandes láminas de fuego llameaban cegadoras, muchas, infinitas, como si el universo llorase brasas sobre un mar de sangre. Bajo el cielo carmesí se alzaban pesadas montañas moradas y oscuras. Su contorno se escribía nítidamente sobre el trasfondo. Los neveros de Gyalu, el Magura y, detrás, el Vlegyásza unían sus enormes cuerpos.
Largas crestas con laderas abruptas. Féretros gigantescos, féretros de muchas naciones.
Inmóviles y majestuosos esperaban bajo el incendio del mundo."
No hay comentarios:
Publicar un comentario