¡Debo decir que la lectura es la mejor diversión que existe! ¡Uno se cansa antes de cualquier cosa que de un buen libro! (Jane Austen. Orgullo y prejuicio)

sábado, 25 de mayo de 2019

Emperador. La muerte de los reyes. Conn Iggulden


Páginas: 467
Lo leí en: No lo terminé, lo dejo a la mitad
¿Me gustó?: No

Argumento: Segundo libro dedicado a la vida de Julio Cesar.

Opinión y comentarios: El primer libro de esta serie me pareció pasable, pero este ya es infumable. Pasando del detalle del gran gazapo del título, pues Julio Cesar fue gobernante de la República de Roma, no emperador, en este libro se incluyen otros gazapos más que muestran la poca rigurosidad histórica del autor a la hora de documentarse.

Un ejemplo es cuando Cornelia, primera mujer de Julio Cesar, da a luz a la que sería su única hija, Julia, y la comadrona le pregunta que nombre le pondrá y mas tarde escribe el autor que Cornelia decide ponerle Julia. Eso es una gran metedura de pata del autor, pues en la antigua Roma las mujeres no tenian un nombre propio sino que adquirían el del padre, si Julio César hubiera tenido mas hijas la segunda habría sido Julia segunda, la tercera Julia tercera, ect. Por lo tanto Cornelia en ningún caso podría haber elegido el nombre de su hija, tenía que ser Julia forzosamente.

Quitando todo eso, la historia se centra en la juventud y adolescencia de Julio César y no en sus grandes campañas, al menos hasta donde leí, mostrando a un personaje altamente pedante y elucubrando demasiado sobre lo que pudieron ser sus primeros años. La narrativa tampoco ayuda, se me estaba haciendo pesada.

Lo que acabó de decidirme de dejar la saga es que la historia está inconclusa, al final del libro tercero parece que el autor explica que esta serie es una tetralogía, y en su día sólo se escribieron tres libros, por lo que parece que hasta el mismo autor la abandonó y la dejo en tres libros, faltando el final.

Así que por mi, ahí la dejo, mejores libros hay sobre la vida de Julio César si decido volver a leer algo sobre este personaje. 
Cuando se escribe la biográfia novelada de un personaje histórico hay que saber enganchar al lector, porque intriga ni suspense hay, ya sabemos como sigue y acaba la historia, tiene que haber otros factores que enganchen, y en este caso para mi no los hay. 
Por lo tanto: Alea iacta est.


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