Páginas: 411
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Argumento: Anécdotas y acontecimientos poco conocidos de la primera guerra mundial.
Opinión y comentarios: Interesante libro que trae algunas de las cosas menos conocidas de la contienda.
De la primera guerra mundial se ha hablado mucho sobre la guerra de trincheras y las batallas terrestres, pero se sabe poco de la guerra en el mar, a la que este libro dedica gran parte de su argumento.
También salen algunos capítulos hablando de algunas otras cosas poco conocidas, como el que los primeros aviones de combate lucharan a ladrillazos, o las nubes tóxicas que según cambiara el viento también cambiaban de bando.
Fue sin duda una guerra que cambió el mundo conocido y que derribó imperios, pero también fue la guerra de los olvidados, los millones de víctimas que pasaron sin pena ni gloria de ser una tragedia personal a ser una estadistica.
El libro lo cierra la historia de John McCrae, doctor, poeta y soldado, que nos dejó para la posteridad el bello poema de los campos de Flandes, ante la visión de la muerte unida a la belleza de los campos de amapolas.
«En los campos de Flandes
crecen las amapolas.
Fila tras fila
entre las cruces que señalan nuestras tumbas.
Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra,
escasamente oída por el ruido de los cañones.
Somos los muertos.
Hace pocos días vivíamos,
cantábamos, amábamos y éramos amados.
Ahora yacemos en los campos de Flandes.
Contra el enemigo continuad nuestra lucha,
tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos agotadas.
Mantenerla en alto.
Si faltáis a la fe de nosotros muertos,
jamás descansaremos,
aunque florezcan
en los campos de Flandes,
las amapolas».
crecen las amapolas.
Fila tras fila
entre las cruces que señalan nuestras tumbas.
Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra,
escasamente oída por el ruido de los cañones.
Somos los muertos.
Hace pocos días vivíamos,
cantábamos, amábamos y éramos amados.
Ahora yacemos en los campos de Flandes.
Contra el enemigo continuad nuestra lucha,
tomad la antorcha que os arrojan nuestras manos agotadas.
Mantenerla en alto.
Si faltáis a la fe de nosotros muertos,
jamás descansaremos,
aunque florezcan
en los campos de Flandes,
las amapolas».
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