Aceite de Argán. El oro de Marruecos. Lourdes Prat, Jessica Ramos

Fantástico libro que me ha hecho descubrir un producto (el aceite de argán) y un árbol (el árbol del argán) que desconocía del todo.

Este árbol se da sólo en una parte de Marruecos (aunque se está intentando que arraigue en otros sitios) y es una importante fuente de riqueza para los pueblos sobre todo bereberes y las coperativas de mujeres que son sobre todo las que se benefician de su explotación.

Es un aceite caro sobre todo por la cantidad de horas que se tarda en su elaboración, y porque además para solo un litro se necesitan 70 kilos de frutos, Este aceite se usa con fines culinarios, cosmeticos y también para la salud. Parece ser (yo no lo sabia) que su uso y comercialización cada vez está mas extendido sobre todo en sectores de población que quieren consumir y usar cada vez productos mas sanos y naturales.

El libro me ha gustado bastante porque siendo una edición de bolsillo explica lo justo sin irse demasiado por las ramas, nos cuenta  en que consiste este producto, habla del árbol, de como se recogen los frutos, la forma de fabricar el aceite, investigaciones científicas, usos culinarios y cósmeticos, asi como algunas recetas populares, también incluye el libro algunos cuentos y leyendas así como el sentido espiritual, mitos, creencias y tradiciones asociadas a este aceite.

Al final vienen también algunas direcciones interesantes de internet para quien le interese saber mas o comprar el producto por la web.

Me ha gustado también mucho como esta escrito pues refleja el respeto y el amor que las autoras nos quieren transmitir hacia el mundo natural y el cuidado de sus recursos.

Me hizo gracia en especial la anecdota de las cabras (a las que les gusta subirse al árbol a comer sus frutos) que cuenta en uno de los relatos, en concreto de un fragmento del libro de Alberto Ruy Sánchez "La mano de fuego", donde asombrado de ver que las cabras se suben a los árboles pregunta por semejante prodigio a un marroquí que viaja a su lado, a lo cual el aludido empieza a contarle los prodigios del árbol, y al informarle que se refiere a las cabras contesta el marroquí asombrado y mirándo al otro de arriba a abajo como si estuviera loco. "Pero si las cabras siempre están en los árboles".