En este libro y según mi opinión, se cumple el refrán ese de "Unos llevan la fama...y otros cardan la lana".
Tal vez, y debido precisamente a esa fama, esperaba yo que superara unas espectativas que en mi opinión está muy lejos de alcanzar. Al menos puedo yo decir que me han gustado bastante mas otros libros de vampiros de los considerados de la época clásica que este.
Supongo que esa fama se debe mas que nada a dos factores, el primero el que supuestamente la historia esté basada en un personaje real, el sanguinario principe rumano Vlad Draculea Tepes, y por otro lado la película de Coppola, que inmortalizó la historia y el personaje en el cine.
La novela está redactada en forma de diario de viaje que escribe el protagonista y narrador de la misma. Dividido en tres capítulos el primero es francamente aburrido pues describe el protagonista todo lo que ve y hasta todo lo que come con frecuentes notas del tipo: "(Nota: conseguir la receta para Mina)".
El segundo capítulo y ya mas metidos en situación se dedica el protagonista a recorrer el castillo y hablar de sus temores y miedos, asi como a describir a su extraño anfitrion, que mas que un vampiro terrible parece un cochambroso viejo artritico.
En el capítulo final donde podríamos encontrar mas acción, no la hay, quitando el hecho de que el conde Drácula trepe por las paredes como si fuera el hombre araña, y la aparición como poco inexplicable de tres ávidas vampiresas, pues aparte de eso no hay nada mas, ni estacas, ni cuellos mordidos ni ataudes ni nada que de especialmente miedo, quitando tal vez la atmosfera que crea el mismo protagonista con sus miedos, que igual pudieran ser reales que imaginados. Acaba el libro con el desmayo del protagonista cuando al fin el temido conde se decide a actuar, con lo cual nos quedamos sin saber que pasa.
En resumen, creo que al menos yo me esperaba algo mas.
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